Posclásico

 Una visión del posclásico (900-1521)

 En el posclásico,  las regiones mesoamericanas intensificaron sus relaciones comerciales y establecieron comunicación con zonas tan lejanas como las que en la actualidad ocupan Estados Unidos y Ecuador. Este contexto generó una gran interacción cultural; así muchos símbolos y creencias comunes dentro de Mesoamérica   se expandieron a regiones que hasta ese momento no habían llegado. Este periodo también se caracterizó porque la población se incrementó debido, principalmente, a la mejora de las técnicas agrícolas. En esta etapa surgieron estados que expandían sus fronteras y conquistaban a otros pueblos para conseguir tributos y aumentar su poderío. Entre sus armas de la época destacan el arco y la flecha, además de lanzas y macuahuitl, armas parecidas a la espada, con punta de obsidiana. El posclásico se divide en dos etapas.

Posclásico temprano (900-1200) 

La ciudades mesoamericanas competían unas con otras para expandir su influencia, y así ganar poder y territorio. Algunas ciudades destacaron por su importancia política o comercial, sin embargo, no controlaban grandes extensiones de territorio, por ejemplo Tula y Chichén Itzá.

Posclásico tardío (1200-1521)

Grandes estados rivales controlaban enormes territorios. Por ejemplo los mexicas y los purépechas comerciaban y cobraban tributos en otras regiones. En esos imperios se desarrollaron grupos militares profesionales; además, las élites de barias ciudades hicieron alianzas para conquistar a otros pueblos y cobrarles tributo. En la zona maya  y de Oaxaca no hubo grandes estados, sino varios  pequeños señoríos.
El posclásico terminó  de manera abrupta con la llegada de los españoles en 1519 y la conquista de México
Tenochtitlan en 1521. 

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